
Todos los seres humanos tenemos en mayor o menor medida lunares. Aparecen principalmente durante la adolescencia y en la edad media de la vida tienden a remitir. En ocasiones, a pesar de ser benignos nos ocasionan algún trastorno estético, de modo que recurrimos a profesionales de la salud para eliminarlos. Es importante saber que debemos acudir a un dermatólogo que analice detalladamente qué tipo de nevus tenemos, si es conveniente quitarlo y que pros y contras podemos encontrarnos.
¿Qué tipos de lunares existen?
Existe una amplia variedad de lunares, de modo que existe una clasificación específica. Tomamos como referencia la clasificación genérica que hacen desde la Asociación Española de Dermatología.
Nevus melanocíticos adquiridos
Básicamente son los nevus o lunares comunes que posee gran parte de la población y suelen aparecer durante la pubertad. Desde un punto de vista médico se considera que son tumores cutáneos benignos. Su número va creciendo hasta entre los 40 y 50 años, momento en el que empiezan a ser cada vez menos frecuentes. Si te fijas, tanto niños como personas mayores apenas presentan lunares.
La raza determina su color aunque éste es siempre homogéneo, y la genética y exposición solar su número (lo normal es unos 20 por persona, pero la cifra es muy variable). Su tamaño oscila entre los 5 y 10 mm, además de ser simétricos y con los bordes bien definidos.
La ubicación de los nevus dentro de las capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis), hace que se les conozca por una nomenclatura diferente:
- Nevus melanocíticos de la unión, se sitúan justo en el punto en el que se juntan la epidermis y la dermis.
- Nevus melanocíticos dérmicos, que como su nombre indica se encuentran en la dermis.
- Nevus melanocíticos compuestos, cuando forman parte de los dos casos.
Nevus melanocíticos congénitos
Los que surgen al nacer o a lo largo de los primeros 12 meses del bebé, aunque son poco comunes. Pueden presentar varios tamaños, los más peligrosos son los que poseen un tamaño superior a los 40 cm. En estos casos es necesario que el dermatólogo haga un seguimiento de su evolución.
Nevus displásicos
Se trata de lesiones benignas, aunque pueden compartir algunas de las peculiaridades del melanoma (tumor maligno de la piel), es decir, asimetrías, bordes irregulares o color no homogéneo, principalmente. Si se tienen más de cinco la posibilidad de poseer cáncer de piel es 10 veces superior.
Quitar lunares con láser
Los lunares se pueden quitar a día de hoy con láser de CO2, siempre y cuando no se haya detectado que se trata de un tumor maligno, para lo que deberemos haber contado con el diagnóstico del dermatólogo.
Este tipo de láser se emplea para eliminar lunares que sobresalen de la piel. Se puede emplear como un bisturí o vaporizando la lesión. Su precisión hace que sea muy recomendable en estos casos.
A veces es necesario emplear distintos tipos de láseres, de hecho es común que el láser CO2 se combine con láseres despigmentantes (Alejandrita o Luz Pulsada Intensa IPL, entre otros), para acabar con posibles pigmentaciones en la zona una vez eliminado el nevus.
Normalmente se necesitan varias sesiones hasta que desaparece del todo, y habrá que practicar una serie de cuidados específicos que nos indicará el dermatólogo.
¿Qué otros sistemas de eliminación de lunares existen?
Láseres despigmentantes
Este sistema se usa en lunares que no sobresalen, es decir, planos. No obstante, su uso de forma habitual no es muy recomendable ya que pueden impedir un estudio en profundidad del nevus.
Cirugía en huso
En este caso se emplea un bisturí y tras la eliminación la herida se sutura. Se suele empelar si hay dudas respecto al diagnóstico del lunar, ya que permite realizar un estudio histológico en profundidad. Se emplea con anestesia local y el riesgo de cicatriz es mayor. Es también común cuando el tamaño del nevus es muy grande.
Electrocoagulador
Realmente el electrocoagulador es un bisturí eléctrico con el que se destruye tejido por medio de calor. Sólo se puede recurrir a él en nevus melanocíticos que no son planos. El principal inconveniente de este método es que es más probable que quede cicatriz e impide la realización de una biopsia.
Afeitado quirúrgico
La crioterapia aplicada con nitrógeno es la técnica empleada en el afeitado, que se completa con una resección de la lesión con bisturí. En estos casos el lunar (que tiene que sobresalir) no se llega a extraer del todo, de modo que la raíz queda en el interior. Estamos ante un método rápido y con un resultado estético satisfactorio, pero tiene este inconveniente además de que con el tiempo puede aparecer en la zona tratada una pigmentación en forma de peca.
¿Es peligroso quitar los lunares de la cara?
En un principio si nos ponemos en manos de un dermatólogo profesional éste nos indicará qué riesgos puede suponer la eliminación de cualquier lunar de nuestro cuerpo, independientemente de la parte en la que se ubique.
Todo dependerá del tipo de lunar, nuestras características personales, su ubicación y el tipo de técnica que se use, dado que en algunos casos la posibilidad de que quede cicatriz es mayor.
¿Qué son los lunares rojos y cómo eliminarlos?
En realidad, los lunares rojos son angiomas, es decir, lesiones vasculares benignas, planas y que poseen una tonalidad rojiza, que se conocen también como “puntos rubí”. Son frecuentes en personas de edad avanzada, de hecho suelen vincularse con las personas mayores, aunque los primeros pueden surgir a partir de la década de los 40.
Se trata de lesiones que en líneas generales, salvo excepciones, no son perjudiciales para la salud. Su eliminación suele realizarse con láser, pero existen distintas técnicas, de modo que en estos casos lo más recomendable es dejarnos asesorar por el dermatólogo.
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